Lamiaa Hassan từ گرجي محله، Iran

lamiaa82

12/22/2024

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Lamiaa Hassan Sách lại (10)

2018-07-31 19:30

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Salía de jugar bolos. Gané las dos líneas y el viento frío soplaba fuerte, había bruma. Caminaba a casa mientas me fumaba un cigarrillo y hablaba con una amiga (un saludo Aura). Ella me preguntaba sobre las películas que me había regalado un par de días atrás. Ahí fue donde le conté la historia de esa película que hacía ya varios años había visto. Cambiaba canales aleatoriamente, oprimía números al azar y me quedaba en cada programa diez minutos hasta que llegué a una película hermosa. Nunca entendí algo concretamente, estaba por la mitad y sólo recordaba una imagen en la cual un hombre le pone unos zapatos rosa a una mujer. Ella dice que los zapatos que tiene le tallan, él responde “piensas que mereces ese dolor, pero no lo mereces”. Nada más. Le pregunto a mi amiga si una de las películas tiene algo que ver con pies, ella me mira raro y me responde que no. Después, llego a casa y veo la película y aparece de nuevo la imagen. La película que tanto buscaba aparece después de un par de años: “Me, you and everyone we know”. La llamo al día siguiente, feliz, le digo que sí, que era la película de la cual le hablé, que estoy enamorado de la protagonista y que cómo hizo para encontrarla. Ella me cuenta sobre la artista performática (o performativa, nunca supe cómo se decía) Miranda July: me dice que la protagonista es Miranda July, que la directora es Miranda July, que la historia es de Miranda July. No puedo sacarme a Miranda July de la cabeza, sólo hablo de ella, un par de noches la sueño. Así que mi amiga (de nuevo, mil gracias Aura) me regala las fotocopias del libro que le acaba de llegar de España: “Nadie es más de aquí que tú”, de Miranda July. “Nadie es más de aquí que tú” es el primer libro de la estadounidense Miranda July, más conocida por sus obras artísticas y sus propuestas de performance. Consta de 16 relatos (sólo pude leer 15 porque sacaron mal las copias del último) los cuales se entrelazan de una manera especial: los personajes, ambientes y acciones coinciden en un adjetivo: “fragilidad”. Pero la fragilidad que se convierte en el componente ideal para todos los escritos, no es una fragilidad sencilla: es el resultado de personajes que son comunes y corrientes y que se desplazan hacia el mundo de los deseos como solución (escape/huida) a la dureza de una realidad que no comprenden. El desplazamiento propone una contraposición entre dos mundos: el del deseo insatisfecho y el de la materialidad vacía; y en esa contraposición siempre pierde el sujeto. Expliquemos mejor: cuando en el mundo ideal el deseo se satisface (ahí está la parte positiva del asunto), la construcción de dicho mundo pierde sentido (ahí la negativa), así que se regresa a una realidad donde los sueños (así estén cumplidos) pierden todo su sentido. Como resultado de todo este proceso, el individuo se observa como un ser frágil en los dos mundos, sin posibilidades ya que el escape ha resultado ser parte de la trampa. Sin embargo es interesante observar cómo July logra crear el ambiente más inocente e idealista para que la caída trágica de sus personajes sea dolorosa y (de cierta manera) se dé una catarsis de identificación con los personajes. Mientras en la literatura norteamericana gira hacia el lenguaje barroco y las acciones se van hacia la construcción de lo escatológico visto desde lo realista (pensemos en Franzen o Easton Ellis), la propuesta de July mantiene el ambiente escabroso pero lo observa desde un lenguaje simple y directo; casi infantil. Lo sexual y lo doloroso se convierte en un juego para niños al tiempo que se disfraza de elemento lúdico al estar planteado en el mundo del deseo y la ingenuidad. Por lo tanto las palabras no apuntan hacia la representación realista extensa, sino hacia la palabra precisa y la metáfora como solución a una posible falta de verosimilitud. No imagino una novela escrita por July: al parecer su campo es el cuento corto (algunos relatos más largos como “La Hermana” no tienen la fuerza de “Los movimientos”: 2 páginas). Y es que estructuralmente July utiliza una técnica interesante para plantear esa dualidad de la cual hablamos. La escritora norteamericana plantea un mundo que describe a partir de metáforas explícitas y símbolos claros. Normalmente las metáforas vuelven al referente y los símbolos a su correspondencia; pues bien, July no regresa sino que se pierde en los intersticios de tal forma que le da una consistencia mayor a la imagen que al referente que la produjo. Cuando menos nos damos cuenta, el mundo creado a partir de las imágenes tiene más consistencia que el real; cuando regresamos al referente (al final de los relatos) ese mundo difuminado y aparentemente débil desde el cual partimos, resulta ser una realidad fuerte e inflexible que ahoga la metáfora, destruyéndola. La novedad propuesta por July es la del alejamiento del realismo contemporáneo en pro de una metaforización del mundo que (al fin de cuentas) convierte al mundo en algo más real de lo que logran describir los barrocos norteamericanos actuales. Así, el libro de July se construye como un compendio de frases simples que son a la vez dolorosas y llegan a la profundidad a partir del contraste. Y así como en apariencia se construye un mundo imaginado versus un mundo real, todo se complejiza cuando en profundidad propone “varios” mundos imaginados. Es por eso que la base temática del libro no es sólo individuo versus mundo; sino que son las complejas relaciones ya no entre sujetos, sino entre idealizaciones (lo real es la medida inamovible que teje “lo referido”). [De ahí que el título tenga alguien que enuncia, una referencia espacial del mundo “aquí”, y otro referido “tú”: ahí se simplifica la estructura total del libro] ¿Tiene algo malo?: por supuesto. Por ejemplo, la estética y la estructura temática hacen que el libro sea repetitivo por instantes, el paso a los mundos deseados son obvios y la necesidad de resaltarlos crean imágenes excesivamente inverosímiles... Sin embargo no quiero extenderme más para no cansar a mis lectores (si los hay) Actualmente espero con ansias nuevos libros de July. Ojalá salgan nuevas cosas porque es interesante pensar en ¿cómo sería una novela?, ¿qué más historias me puede contar?, ¿su libro es una especie de novedad que se repite o me sorprenderá con algo insólito? Por lo pronto espero con ansias ver “The Future”, su nueva película que ahora (febrero de 2011) se está estrenando en Sundance y que ya fue nominada al Oso de Oro. Verla quizá con mi amiga, ganarle dos líneas de bolos, hablar y fumar un cigarrillo mientras le recuerdo una escena fabulosa con un gato (ya sé que trata sobre algo de un gato) y le digo que Miranda July, la chica que todo lo hace y lo hace bien, ha vuelto a sorprenderme y, de nuevo, no puede salir de mi cabeza.

2018-07-31 22:30

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Sách được viết bởi Bởi: Rosie Dickins

Oh David. I miss you with a plangency that belies the fact that I never met you, never would have. You were and are and will always be such a serious force in my life. I've read this two or three times, and a few weeks after DFW died I picked it up again, almost on a whim. I'd been having trouble finding something to sink my teeth into—I rejected Anna Kavan, William Vollmann, and Fellipe Alfau in short order—and I kind of pulled this book without thinking about the timing, refusing to consider myself one of the jumpers-on, someone needing desperately to reread an author right after his sudden, shocking death. I mean, I've read all his books before, right? So I should be able to revisit them whenever I want, without feeling like a scenester wannabe. I didn't remember much about this one, except a weird snippet about playing tennis in a tornado. So try to picture my shock, in the early pages of the very first essay, when I came upon this: On board the Nadir — especially at night, when all the ship's structured fun and reassurances and gaiety-noise ceased — I felt despair. The word's overused and banalified now, despair, but it's a serious word, and I'm using it seriously. For me it denotes a simple admixture — a weird yearning for death combined with a crushing sense of my own smallness and futility that presents as a fear of death. It's maybe close to what people call dread or angst. But it's not these things, quite. It's more like wanting to die in order to escape the unbearable feeling of becoming aware that I'm small and weak and selfish and going without any doubt at all to die. It's wanting to jump overboard. Cut to me, hair blowing crazy in the wind outside my apartment, with a cigarette in my hand and tears streaming down my face. So, you know, I don't know what to say. It really was very hard for me to get through this reading without feeling like a stupid bandwagon-jumper. It really was very hard not to notice all the despair slyly threaded throughout these essays, intermixed with the jokes, the seriousness, the brilliance. But even while doing all that noticing, I kept second-guessing and scolding myself for overemphasizing something that only now seems true, in retrospect. I mean, if he'd come out of the closet recently instead, everyone would be piecing together "clues" from his oeuvre about his homosexual tendencies, you know? I'm having trouble explaining this, but I guess I have a serious problem with how the soul-baring-ness of the autobiographical writer leads to this tacit agreement that readers can poke their noses "between the lines" to figure out more than the writer is telling. But then WTF, these things are actually there! Right? I just kept looping myself around and around, not feeling comfortable with anything I thought about anything. So whatever. This book is ungodly fantastic, the fact that he is gone is so goddamn devastating, the whole thing is beautiful-awful but mostly just fucking awful. If anyone is still reading or cares, here are some thoughts on the individual essays. The title essay and "Getting Away from Already Being Pretty Much Away from It All" are spectacular. Hilarious too, which is something we sometimes forget about DFW, given how super serious & intellectual he is. In "Greatly Exaggerated" he is so fucking smart that I couldn't even read the essay, because I am not, and never will be, his intellectual equal. "E Unibus Pluram," on the other hand, was incredibly smart but also (for the most part) accessible to us mere mortals, and was incredibly interesting, if sadly a bit dated. "David Lynch Keeps His Head" was a nice middle ground: incredibly obsessive-nerd-y, but it made me desperately want to watch Blue Velvet and Twin Peaks again. I only read about half of the Michael Joyce essay because my attention span for tennis (especially its accompanying statistics and arcana) is pretty short. "Derivative Sports in Tornado Alley" was plaintive and sad and the most 'personal' (maybe?!?!?!) of the essays, and though it was the one that stuck with me the most on my first read of this book, this time I think the images of the bovine herds of fat sweaty Mid-Easterners stuffing their faces with funnel cake and hot dogs at the State Fair will remain in my head for a long while. God I am so depressed.

Người đọc Lamiaa Hassan từ گرجي محله، Iran

Người dùng coi những cuốn sách này là thú vị nhất trong năm 2017-2018, ban biên tập của cổng thông tin "Thư viện Sách hướng dẫn" khuyến cáo rằng tất cả các độc giả sẽ làm quen với văn học này.